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TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo)

Actualizado: 15 may 2018

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno de Ansiedad, caracterizado por pensamientos intrusivos, recurrentes y persistentes, que producen inquietud, aprensión, temor o preocupación, y conductas repetitivas denominadas: COMPULSIONES, dirigidas a reducir la ansiedad asociada. La quinta edición del "Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales" (DSM-5) de la Asociación de Psiquiatría de los Estados Unidos, publicada en el 2013, ubica al TOC y enfermedades relacionadas con él en un capítulo independiente, rompiendo así con la tradición de incluirlo en el capítulo de los trastornos de ansiedad, como lo hacían las ediciones previas del DSM.

Los síntomas y la importancia que implica el TOC pueden presentarse a cualquier edad,1​ pudiendo producir una importante discapacidad. La OMS lo incluye entre las 20 primeras enfermedades discapacitantes y entre las 5 enfermedades psiquiátricas más comunes. Diversos estudios científicos demuestran que los pacientes que sufren un TOC tienen una calidad de vida muy baja, ya que esta condición puede ser mental y físicamente agotadora, y en sí misma ser causa de incapacidad laboral temporal o permanente. Las obsesiones comunes incluyen miedo a contaminarse, miedo de que la persona o los demás están en peligro, necesidad de mantener el orden y la exactitud y dudas excesivas. Las compulsiones más comunes que se realizan en respuesta ritualista a estas obsesiones incluyen lavarse las manos, contar, acumular y arreglar cosas.

Es característico que la persona que sufre un TOC sea reacia a revelar a los demás sus síntomas, por lo que resulta frecuente que acudan en busca de ayuda muchos años después de la aparición del problema, así como la presencia de cuadros de depresión concurrentes.

La mayoría de las personas con TOC tuvieron unos padres excesivamente controladores y rectos que nunca reforzaron su autoestima y que desde la infancia contribuyeron al aumento de su ansiedad, inseguridad y falta de autoestima, lo que a la postre hará que en el niño aparezcan pensamientos negativos y preocupaciones y ya en la adolescencia y edad adulta las obsesiones y las compulsiones.

El perfeccionismo y los comportamientos compulsivos nacen como un medio de asegurar aprobación y estabilizar la percepción de uno mismo como valioso. En edad adulta esto tendrá un efecto muy negativo sobre la interacción con una potencial pareja. En edades tempranas reaccionan a esta ansiedad a través de actos agresivos (dependiendo de su edad la ansiedad puede no ser articulada efectivamente ni incluso reconocida) hacia los miembros de su propia familia. Tal y como apunta Miguel Martínez, médico psicoanalista especialista en TOC, se ha constatado una relación directa entre una ambivalencia afectiva hacia los padres y el origen de los rituales obsesivos del TOC.

Las personas con TOC comúnmente tienen un nivel educacional e inteligencia superior a la media (de hecho, la propia naturaleza del trastorno precisa de patrones mentales más complicados que los comunes) y son competentes profesionalmente, pero su vida personal y familiar es insatisfactoria, dadas las interferencias que el TOC ejerce sobre ellos.

Debido a que los rituales compulsivos son a menudo tediosos y les hacen perder mucho tiempo, tienden a llegar tarde al trabajo o a la escuela de manera sistemática.

Muchos se encuentran aislados y tienen muy pocos amigos (o quizá ninguno), ya que la necesidad de realizar sus rituales obsesivos y compulsivos hace que, a menudo, les quede muy poco tiempo o energía que dedicar a los amigos o la familia.

El obsesivo vive en una "celda" que él mismo ha creado, permitiéndose pocas libertades y culpabilizándose él mismo, para de este modo estar en su celda de castigo, llevar a cabo sus rituales y tranquilizarse. Teme a la libertad y la confunde con la falta de límites.

En caso de detectarse alguno de los síntomas, es importante que la persona sea tratada por un profesional, ya que el TOC sin tratar puede ser uno de los trastornos más irritantes y frustrantes. Una persona con TOC se da cuenta de que tiene un problema y, normalmente, sus familiares y amigos también se dan cuenta. Los pacientes suelen sentirse culpables de su conducta anormal y sus familiares pueden enfadarse con ellos porque no son capaces de controlar sus compulsiones. Otras veces, en su deseo de ayudarles, pueden aparentar que los síntomas no existen, justificarlos o, incluso, colaborar en sus rituales.


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